Manifiesto de somos identitarios (somi) de las consideraciones sobre la corrupción y su impacto en las clases populares   

1.      La corrupción como mal moral. En primer lugar, la corrupción es un mal moral en sí misma y solo eso la hace en sí misma moralmente intolerable. Además la corrupción de las altas esferas contagia a toda la sociedad y la corrompe moralmente porque crea un ambiente,  generaliza un modo de actuar en el que cada cual va a lo suyo y todo vale si es en interés propio.

2.      La corrupción como malversación del dinero de todos. En segundo lugar la corrupción de los políticos consiste con frecuencia en malversación de fondos públicos que deberían haberse utilizado para prestar servicios a la sociedad, de modo que las clases que dependen más de los servicios públicos salen más perjudicadas por este tipo de corrupción. El enorme dispendio que la corrupción hace con fondos públicos obliga luego a recortes en servicios y esos recortes afectan sobre todo a las clases populares. Las consecuencias del saqueo de las cuentas públicas en Cataluña por el entorno de la antigua Convergència es un ejemplo cercano.

3.      La corrupción como venalidad de los servidores públicos. En tercer lugar, el político corrupto es con frecuencia un político que se vende y se vende a quien tiene dinero para pagarle a él o a su partido. La consecuencia es que la corrupción hace que la actuación de los políticos vaya con frecuencia dirigida a favorecer el interés de los privilegiados (que los financian) en lugar de a favorecer el bien común. Ejemplo de ello son las políticas neoliberales: ajustes fiscales, reformas laborales, políticas que favorecen la inmigración masiva, políticas que favorecen la deslocalización de la producción hacia países con bajos salarios o políticas que favorecen la entrada de productos extranjeros fabricados con dumping social. Son todas ellas políticas que ponen en peligro las conquistas laborales de nuestra civilización y perjudican al mundo del trabajo, beneficiando de manera ilegítima especialmente a las grandes empresas multinacionales.

4.      La corrupción como destructora de la democracia.  Cuando el que debería representar a sus electores se pone al servicio de sí mismo o de sus financiadores o de la burocracia de su partido, la democracia misma resulta destruida y se convierte en plutocracia o partidocracia.  Entonces el pueblo y sus intereses quedan de facto sin representantes y la democracia es sustituida por la oligarquía. Lo vemos a diario en el comportamiento de las élites político-financieras y sus agendas globalizadoras y antisociales.

5.      La corrupción como venalidad de los supuestos representantes de los trabajadores. Pero es que además la corrupción se da también en el mundo del trabajo: en los mismos sindicatos que deberían defender a los trabajadores. Y no es ya solamente que estos sindicatos desvíen fondos hacia fines ajenos a los intereses de sus afiliados (Caso Fernández Villa en SOMA-UGT, en Asturias, es que a veces colaboran con las grandes empresas en cohechos que dañan directamente a los trabajadores (véase por ejemplo el caso de los ERE fraudulentos en Andalucía).

6.      La corrupción contra la igualdad de oportunidades.  Una forma frecuente de corrupción entre los poderosos es el amiguismo, el enchufe. Naturalmente esta práctica vulnera el principio de igualdad de oportunidades y perjudica a quienes se hayan alejados de los circuitos del poder o el dinero.

7.      La corrupción como destructora de la solidaridad. Cuando la sociedad se corrompe y el fraude y el cohecho se extienden, lo primero que se resiente son los mecanismos sociales de solidaridad: la picaresca mata la solidaridad. Por ejemplo, la economía sumergida no tributa y escatima a las cuentas públicas ingresos que deberían usarse para el bien común. Por eso la lucha contra la corrupción debe ser una lucha contra la corrupción a todas las escalas y debe tener como fin no solo la eliminación de la impunidad de los poderosos sino también la reconstrucción de una moral social sin la que los mecanismos de solidaridad social no pueden funcionar eficazmente.

Somos Identitarios (SOMI)

Vic, 1 de maig de 2017